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No hay vuelta atrás, el coche eléctrico se queda en España

De acuerdo con un Estudio comenzado en 2019, lo adoptaremos en su totalidad más pronto que tarde

Las nuevas tecnologías necesitan tiempo para hacer numerosos pruebas de ensayo y error y ver como cala entre la clientela popular. Es normal que primero tan solo sean adoptadas por unos pocos que no tienen tanto que perder. Pero cuanto más se abaratan los costes, más es la accesibilidad por un mayor número de personas. Eso es lo que está pasando con el coche eléctrico, donde parece que se impone a la fuerza.

De acuerdo con un estudio de Bloomberg, España es uno de los 23 países que, actualmente, tiene proyección de adoptar el coche eléctrico a un ritmo exponencial. Unos datos que aun contrastan con las cifras ventas de vehículos eléctricos con respecto a otros muchos países del mundo. Aunque es un hecho que todavía es una tecnología que genera muchas dudas en los usuarios y afronta numerosos problemas (infraestructura de carga, autonomía y precio es lo más habitual), el coche eléctrico está para quedarse.

A comienzos de los 80, tener un teléfono móvil significaba un enorme armatoste que solo los más pudientes se podían permitir. Ahora, ¿quién no tiene al menos un smartphone en su casa? Con el vehículo eléctrico está pasado lo mismo, o eso dice el estudio. Ahora mismo se prevé que estaríamos en la fase en la que parece haber tocado techo. La mayoría de marcas acumulan stock de coches eléctricos sin vender y los anuncios de segunda mano están llenos de eléctricos matriculados para dar salida a dicho stock.

Bloomberg comenzó con el estudio en 2022, y en ese momento tan sólo 19 países habían superado lo que se ha acabado estableciendo como un punto de inflexión en la adopción del coche eléctrico

Para los eruditos del medio económico, son 23 países los que ya han superado ese techo al tener una cuota de mercado superior o igual al 5 %. Realmente, ese techo es en realidad un reflejo de lo que está ocurriendo en esos países, donde se estima que los coches eléctricos dominarán el mercado. Ese punto se alcanza cuando el 5 % de las ventas de coches nuevos en el país son de modelos completamente eléctricos (los híbridos no cuentan). En apenas un año, las ventas de coches eléctricos se han disparado.

Cuando las preferencias tecnológicas y económicas cambian rápidamente, son muchos los que apuestan por renovarse o morir, especialmente cuando el gobierno tampoco te incita a valorar otras alternativas. Es por eso que Australia, Canadá, España, Tailandia y Hungría se unen al selecto grupo, donde ya está presente la gran mayoría de Europa Occidental (con la excepción de Luxemburgo e Italia), Estados Unidos o China. Todos ellos son conscientes de que en 2035 todo cambiará abruptamente en el sector.

Únicamente en el mes de julio de 2023, en España el coche eléctrico ha visto su cuota de mercado superar el 5 %, algo que difiere un poco con los datos ofrecido por Bloomberg

De hecho, las trayectorias de estos países nos enseña cómo los vehículos eléctricos pueden pasar del 5 al 25 % de cuota de mercado de coches nuevos en apenas cuatro años, como se menciona en el análisis de Bloomberg. Lógicamente, no todos los países llegan a la vez y al mismo ritmo a ese 5 % del pastel, pues depende en gran medida del precio de los coches en relación al poder adquisitivo, los incentivos del Estado para la compra y uso del coche, de la disponibilidad de puntos de carga y del escepticismo humano.

Pero las cifras de Bloomberg nos hacen pensar en que están un poco maquilladas. Más que nada, porque la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) cita una cuota de mercado para el coche eléctrico del 4,97 % (13.320 coches eléctricos sobre un total de 267.856 coches vendidos) en el segundo trimestre del año, mientras que el medio estadounidense indica una cifra del 6,3 % en el mismo periodo. Con 5.474 coches eléctricos matriculados en julio de 2023, la cuota de mercado alcanzó el 5,44 %.

Una de las formas en las que el precio de los coches eléctricos puede bajar definitivamente está en las economías de escala y en lograr abaratar el coste de las futuras baterías

Como gran parte del precio final de venta al público de un coche eléctrico viene dado por el coste de crear las baterías, parece lógico pensar en que es necesario abaratar la producción de las mismas para que más personas puedan comprar uno. En base a Bloomberg, el punto de inflexión llegará cuando se pueda conseguir una tarifa de 100 dólares por cada kilovatio-hora (kWh) de capacidad útil. De momento, los fabricantes llevan estancados unos tres años en 150 dólares el kWh, y no parece que vaya a caer pronto.

Por eso las marcas no paran de asociarse unas con otras para crear plataformas modulares que puedan compartir, así como creando alianzas con socios tecnológicos que, hasta hace dos días, jamás se podrían haber postulado como socios de grandes fabricantes de coches. Eso sí, hasta que la demanda de los eléctricos no se haya materializado por completo (algo que no llegará hasta bien entrada la prósima década), los costes de la transición pueder ser asfixiantes para las compañías automotrices y sus clientes.