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La razón por la que deberías abrochar los cinturones traseros aunque no viaje nadie

En un impacto a 50km/hora, el peso de un objeto se multiplicaría por 40
Cinturón
Cinturón

En la actualidad, casi todos somos conscientes de la importancia de usar el cinturón de seguridad mientras viajamos en un automóvil. No solo es obligatorio por ley, sino que también es una medida crucial para salvaguardar nuestras vidas en caso de un accidente. Sin embargo, a menudo olvidamos un aspecto igualmente importante: abrocharnos los cinturones en las plazas traseras, incluso cuando no hay nadie sentado allí.

El 'efecto elefante' es un fenómeno poco conocido, pero que puede convertir objetos aparentemente inofensivos en armas mortales durante un accidente. Si dejamos cosas sueltas dentro del coche, como bolsos, portátiles o libros, su peso aumenta exponencialmente en caso de impacto. A tan solo 50 km/h, un objeto suelto sería como si multiplicara por 40 su peso original.

Imagina un bolso de 4 kg colocado en la bandeja trasera del coche. En caso de colisión, el bolso ejercería una fuerza equivalente a 158 kg, pudiendo provocar graves daños en caso de impactar con nuestro reposacabezas. A 90 km/h, el peso del mismo bolso sería de 512 kg, como el de un toro de lidia. Aunque a esta velocidad cualquier impacto frontal sería devastador para los ocupantes.

Este es precisamente uno de los motivos por los cuales es esencial que los pasajeros traseros lleven el cinturón de seguridad. En caso contrario, podrían impactar violentamente contra los asientos delanteros, sufriendo un aumento descomunal de peso que pondría en riesgo su vida. Por ejemplo, un pasajero de 60 kg impactando a 50 km/h adquiriría un peso de 2,4 toneladas, lo cual sería catastrófico para la integridad del vehículo y sus ocupantes.

Es importante destacar que incluso si los objetos están correctamente colocados en el maletero y los respaldos de los asientos traseros sirven como barrera, el simple hecho de no abrochar los cinturones en las plazas traseras podría comprometer la seguridad de los pasajeros. En caso de colisión, los anclajes de los asientos podrían no soportar el peso aumentado de los objetos, llevando a una rotura que permitiría que el equipaje se proyecte hacia el habitáculo.

La solución es sencilla y vital: abrocha siempre los cinturones de seguridad en las plazas traseras, incluso si no hay nadie sentado allí. Esto evitará que los objetos sueltos se conviertan en proyectiles peligrosos en caso de un accidente y garantizará que los respaldos de los asientos permanezcan en su lugar, protegiéndonos a todos. La seguridad en carretera es responsabilidad de todos, y cada pequeño gesto cuenta para proteger nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. ¡No escatimemos en medidas preventivas y viajemos siempre con seguridad y tranquilidad!